Fue fusilado hace 86 años-Representación de la vida del mártir- Misa de fiesta concelebrada-Ahora la persecución no es religiosa pero es más grave: Pbro. Alejandro Cancino
EL LLANO, Mpio. de Zamora.—El pasado 23 de noviembre esta comunidad y la comunidad de la Compañía de Jesús celebró la fiesta en honor del sacerdote jesuita Miguel Agustín Pro, mártir y beato, quien aquí hizo su noviciado y quien hace 86 años padeció el martirio.
En el mismo lugar que seguramente el padre Pro recorrió infinidad de veces y donde definió la vocación que lo llevaría al martirio por la defensa de su fe y en la fecha que la Iglesia le ha dedicado se tuvieron diversos eventos tanto de culto como de carácter social.
En la celebración en honor del Padre Pro participó un grupo de 8 novicios del noviciado jesuita de Ciudad Guzmán, grupo encabezado por el P. Alejandro Cancino SJ, ayudante del Padre Máster de Novicios, Francisco Magaña Aviña SJ.
Entre los eventos, el día 23, alrededor de las 11:00 horas, antes de la misa de fiesta celebrada al medio día, los novicios recrearon mediante una obra de teatro la vida, obra y martirio del Padre Pro. La obra, que inicia con la canción cristera “El martes me fusilan” la desarrollaron en el foro del patio de la capilla del Padre Pro junto a la cual está también el curato y donde se tiene un museo regional que incluye objetos de la época de Hacienda Dávalos así como de la época del novicio Miguel Agustín Pro.
La ceremonia central fue la misa de fiesta que presidió el P. Alejandro Cancino SJ, acompañado por el párroco de El Llano, Sr. Cura Ricardo Carbajal; el párroco de Ario de Rayón, Sr. Cura Fernando Fernández, y los presbíteros Alejandro González residente de El Llano y Jesús Arceo, vicario de Ario.
La misa de fiesta se celebró en la pequeña pero hermosa capilla del Padre Pro, con su mesa del altar, ambón y bautisterio de piedra y reliquias, que fue insuficiente para recibir a los fieles de esta comunidad y comunidades vecinas que veneran al mártir cristero.
ELPADRE PRO
Durante la homilía, el P. Cancino recordó que el beato Miguel Agustín Pro nació en Guadalupe, Zacatecas, en 1891. Su familia era profundamente cristiana. Ingresó a la Compañía de Jesús en la Provincia Mexicana en 1911, cuando el noviciado se encontraba en esta comunidad de El Llano.
Cuando Pro era novicio, la noche del 4 al 5 de agosto de 1914 irrumpieron en la hacienda, contigua al noviciado, 22 soldados del ejército de Carranza. Esto obligó a los novicios y a los sacerdotes jesuitas a la dispersión.
A partir del 15 de agosto de ese año, en grupos de tres y cuatro salieron a pie, a campo traviesa, rumbo al norte. Atravesaron la frontera por Texas y llegaron el 9 de octubre a Los Gatos, California, Estados Unidos, donde los jesuitas americanos los recibieron en una casa de formación.
Dadas las circunstancias políticas en México, Miguel Agustín Pro hizo sus estudios de
retórica y filosofía en Granada, su magisterio en Nicaragua y la teología en Barcelona y
Bélgica.
Miguel Agustín sufría por las noticias de persecución que recibía de México. Sin
Embargo, no perdía la alegría. Sufría de fuertes dolores de estómago, por lo que estuvo
hospitalizado varias veces. Cuando estaba en una clínica en Bruselas le avisaron de la muerte de su madre en México.
Miguel Agustín dijo a uno de sus compañeros que “cuando recibí [la noticia] me quedé no sé si sereno o atontado. No tenía lágrimas. Pero
cuando al caer la tarde me encontré solo cogí el crucifijo en las manos y me harté de llorar”.
El beato Miguel A. Pro recibió la ordenación sacerdotal el 30 de agosto de 1925 en
Bélgica, y regresó a México el año de 1926, justo antes de que entrara un decreto de persecución a la Iglesia, conocido como Ley Calles. Esta ley establecía la enseñanza laica, disolvía las órdenes religiosas, prohibía a los ministros de culto hacer crítica a las leyes y al gobierno, ordenaba que se hiciera todo acto religioso dentro de los templos y
bajo vigilancia y declaraba propiedad estatal todos los edificios religiosos.
Los 8 arzobispos y 29 obispos de México avisaron a los feligreses que “en la imposibilidad de continuar ejerciendo el ministerio sagrado según las condiciones impuestas por nuestros gobernantes... [es] que se suspende en todos los templos de la
República el culto público que exija la intervención del sacerdote. No se cerrarán los templos para que los fieles prosigan haciendo oración en ellos. Los sacerdotes encargados de ellos se retirarán de los mismos”.
Durante este tiempo, el padre Pro, recién ordenado sacerdote, se consagró a ejercer clandestinamente, con creatividad y dedicación, su ministerio sacerdotal. A partir de una acusación falsa se le apresó y sin juicio alguno fue fusilado junto con otros inocentes, a las 10:30 horas del 23 de noviembre de 1927 en la Ciudad de México.
El lugar de su muerte, la antigua Inspección de Policía, está al lado del actual edificio de
la Lotería Nacional en la avenida Reforma, cerca de la glorieta que se conoce como "Del
Caballito". Sus restos se encuentran en la parroquia jesuita de la Sagrada Familia en la colonia Roma, en la ciudad de México.
NO HAY CONFIANZA EN LAS AUTORIDADES
Después de la reseña biográfica, el padre Cancino consideró que después de tanto tiempo parece que en otras circunstancias, algo parecido sucede. “No
hay confianza en las autoridades, vemos brotes de violencia en diferentes lugares, reacciones de grupos que ya están cansados de las injusticias.
“Ahora la persecución no es religiosa pero es una persecución más grave, más profunda: es la persecución de la honestidad, de la justicia, del orden, de la dignidad humana. Nuestros jóvenes se ven perseguidos por el alcohol, por el consumo de drogas, el mal uso del celular y del
internet.
“Hemos perdido dignidad humana como sociedad, nos estamos deshumanizando. La prueba es lo que escuchamos, vemos y nos cuenta la gente, las
cosas que pasan, las atrocidades que se hacen. ¿Cómo reaccionamos nosotros los
cristianos? A veces tenemos miedo, otras coraje, también nos puede invadir la desesperanza o la ira.
En este tiempo en que vivimos ¿a qué nos invita nuestro buen Padre Dios?
Señaló que ante esa situación la vida del
B. Pro nos puede dar unas pistas. El vivió en circunstancias peores que las nuestras, a
partir de ellas podemos iluminar nuestra vida. “Y la palabra de Dios también nos ilumina, la carta de San Pablo a los Romanos comienza con algo importante, para no olvidarlo cuando nos llegue el miedo, la desesperación, la falta de sentido o la tentación”
Añadió de la Carta de San Pablo que “si Dios está con nosotros ¿quién estará contra nosotros? ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo? ¿la aflicción? ¿la angustia? ¿la persecución? ¿el hambre? ¿la desnudez? ¿el peligro? ¿la espada?”
A Cancino le pareció importante recordar que para el P. Pro nada pudo remover los cimientos
de su vida y de su fe. Ni la persecución que sufrió. “Estos cimientos de fe estaban fundados en una experiencia de amor, Pro se experimentó amado por Dios aún en la enfermedad, en el destierro, en la lejanía de su familia y hasta la muerte. ¿Qué podemos hacer nosotros ante los problemas?”
Que ante ello lo primero es “agarrarnos de lo verdaderamente valioso e importante en la vida, que no son cosas, sino esa experiencia de amor que se
ha manifestado en nuestro caminar: la vida, la salud, la familia, la fe, la esperanza, los amigos, la paz, la alegría, el sentido de pertenencia y la solidaridad con los que sufren o tienen necesidad. Así que cuando nos venga la tristeza ayudemos a nuestra memoria a
recordar todos los bienes que nos ha dado Dios”.
Que a partir esta experiencia podremos decir con San Pablo: “Estoy convencido de que ni muerte ni vida, ni ángeles ni principados, ni presente ni
futuro, ni potencias, ni altura ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del
amor de Dios manifestado en Cristo Jesús”.
Que lo segundo es seguir por el sendero justo. Es decir, “no dejarnos envolver por la falta de
dignidad humana que nos rodea y nos acorrala. El P. Pro no se echó para atrás, no se doblegó y sin embargo fue prudente. Pro no reaccionó con violencia. El se mantuvo en el camino de Dios, con honor, con dignidad porque tenía puesta toda su esperanza en quién todo lo puede transformar: en Jesús”.
Que esto le ayudó a “no caer en arreglos, sobornos, injusticias, que es lo que se multiplica ahora a nuestro alrededor. Los jóvenes también pueden seguir el sendero justo alejándose del alcohol, aprendiendo a usar los medios electrónicos para que no sean controlados por ellos, y no consumiendo drogas”.
Lo tercero es “entregar la vida para dar fruto. Si seguimos por el sendero justo podremos ser como la semilla de trigo que al enterrarse no se ve pero
que al morir deja fruto y éste se multiplica. Sembremos acciones de paz, honestidad,
verdad, justicia y perdón”.
Pidió no responder con mentira, violencia, injusticia, venganza y rencor. “Respondamos como verdaderos cristianos, siguiendo el camino justo, dando frutos verdaderos y cuando nos llegue la duda o el miedo, traigamos a la memoria todos los bienes recibidos de Dios y pensemos en el futuro que queremos para México, para sus familias y para el mundo”.
Llamó a que “construyamos una tierra donde podamos decir que somos hermanos, hijos de Dios, verdaderos humanos y creaturas del Padre. Un mundo que se cimiente a partir de la sagrada locura de creer que otro mundo es posible. Este es el reto al que nos invita Jesús hoy, en la fiesta del B. Miguel Agustín Pro S.J.”.
Pidió llevarse todos tres pistas para recordar: primero, cuando nos venga la tentación o la ira, traer a la memoria los bienes recibidos en la vida; lo segundo, seguir por el sendero justo, ser coherentes y consecuentes con nuestra vida de cristianos y,
tercero, entregar la vida para dar fruto. “Así podremos contribuir en el presente a la construcción de un México más humano, más digno y solidario. No olvidemos que creer que otro México es posible también depende de cada quien.