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(Segunda y última parte)
Tangancícuaro de arista, Mich.-- “Como consecuencia del profundo impacto que sufrió la comunidad por la destrucción de sus hogares –escribió el historiador local, don Martín Sámano Magaña--, desapareció, como por encanto, la división que existió desde su nacimiento entre los diferentes grupos que la integraban, formando un solo grupo humano, sin distinción de razas ni categorías sociales. A semejanza de un enjambre de abejas y bajo una perfecta disciplina, se dio principio a la reconstrucción, conducido paternalmente por el presbítero Vicente Ríos y el bachiller José Rafael Sarabia, este último teniente de cura de la parroquia del lugar”.
Se dice que las primeras reconstrucciones correspondieron a edificaciones que había existido en el centro del poblado. Así, la alcaldía fue levantada en el mismo sitio donde había funcionado, desde los tiempos de la Colonia. “Contigua a ésta, y por el lado sur –relató el historiador--, la casa de don Martín Sámano Galván; frente a esta, y en el solar que ocupó la casa del capitán Rojas, último representante del gobierno virreinal, fincó la suya el señor Jesús Munguía”.
En 1818, con su “propio peculio”, mandó construir, el presbítero Vicente Ríos, la capilla que se denominó Santuario del Señor de la Salud, en torno se encontraba el panteón que sirvió por cerca de 2 siglos.
En 1820, se iniciaron los trabajos y la edificación de lo que hoy conocemos como parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, “en la parte oriente del solar que ocupó la casa de don Francisco Victorino Jasso, cedido para tal fin, y contando para su construcción con la cantidad de 10 mil pesos”, donado por la señora María Dolores Moreyón de Jasso.
Para el historiador, todo lo anteriormente anotado se debió, en buena medida, a la ampliación de la superficie de tierra laborable, merced a la desecación de la ciénega; a la creación del primer sistema de riego, ya que utilizaron las aguas del río Mala Hora; al mejoramiento de la técnica para el curtido de pieles, en el sitio ahora conocido con el nombre de La Tenería; a creación de talleres para la carpintería de obra negra, en donde se fabricaban ruedas de carreta y arados para yuntas de bueyes; así como la venta de remate hecha por la hija de don Ignacio Jiménez, que había muerto repentinamente, llamada Angelina, quien estaba casada con don Antonio Méndez Padilla, propietario de la hacienda de Canindo, en cuyos terrenos abarcaban el lago de Camécuaro. Predio comprado por don Antonio Gómar, originario de Purépero, para fundar la hacienda de Camécuaro, aunque se trataba de un terreno cenagoso y que, mediante el esfuerzo e ingenio del nuevo dueño, fue transformado en un sitio laborable y fértil.
Como consecuencia de todos estos factores, llegaron al lugar varias familias, de la región, así como de algunos países europeos. Entre estas: don Pablo Tortoriello, originario de Italia, los licenciados Aguiar y don Gonzalo Echeverrieta, que fuera esposo de la poeta Primitiva Quiroz Sámano; los hermanos Alfonso y Florencio Prado, de Huesca, España.
Tangancícuaro, que en 1831 había sido elevado a la categoría de Cabecera de Municipalidad, mientras que el Obispo de Michoacán, don José Clemente de Jesús Munguía en 1854, por su cuenta y riesgo, lo había erigido en curato independiente, con la desamortización de los bienes eclesiásticos, sufrió “una recomposición de la propiedad agraria y de la propiedad rural. Las mejores tierras de labor se quedaron en manos de los más pudientes y a los humildes les tocó la periferia del pueblo y tan solo pequeños lotes que poco a poco fueron perdiendo por deudas o por presiones económicas”, señala Guillermo Fernández Ruíz, cronista de esta ciudad.
Porfiriato
“Durante el porfiriato –continúa Fernández Ruiz-- hubo un auge constructivo en Tangancícuaro. En toda la región del valle de Zamora se desarrolló una estructura agrícola-comercial que naturalmente tuvo repercusiones visibles en cierta prosperidad de los habitantes y en la transformación del perfil urbano. Los cambios originaron nuevas necesidades y la adecuación de nuevos espacios para satisfacerlas: mercado, panteón, plaza, rastro”.
Tangancícuaro, que desde el 20 de noviembre de 1861 luce el apelativo de Arista, en memoria del general Mariano Arista, recibió el siglo XX, con sus mejores galas. Durante la última etapa del Porfirito, la primera década de la nueva centuria, estrenó empedrados en sus calles. Vio terminada y redecorada la iglesia y se terminó la construcción de las torres. Una en 1902; la otra 2 años después. El quisco lució alumbrado público un par de calendarios más tarde. Se construyeron presas, ruedos para las peleas de gallos, y se contó con servicio telefónico y de telégrafo.
El reparto agrario
La reforma agraria se hizo efectiva, en el municipio, en 1925. Gobernaba el Esado el General Enrique Ramírez. El movimiento local fue encabezado por los señores: Epifanio Magaña, Miguel Sámano, Socorro Vaca y Benjamín Montañez. Se dijo, entonces, que a partir de ese momento, las 3 cuartas partes de los productos de la región beneficiaban a las 2 terceras partes de la población. Con este acto borraban la amarga experiencia en la que la mayor parte de las cosechas era enviada a la ciudad de Zamora.
Hoy, los agricultores locales, ven con orgullo que el producto de sus esfuerzos y desvelos. Su actividad es de suma importancia para el municipio siendo sus principales cultivos: el maíz, el trigo, el sorgo, la fresa, la cebolla, la calabacita, el jitomate, el tomate, el frijol, la alfalfa, el garbanzo, la cebada, el chile verde, la papa y el brócoli. Atrás han quedado los tiempos aquellos en que los primeros habitantes del lugar sólo producían maíz, trigo y lentejas.
En el ramo ganadero, que también ocupa un lugar de primer orden, se crían especies de los ganados: bovino, caprino, porcino, ovino, aves de corral. Se realiza también la apicultura.
En el municipio existe gran actividad agroindustrial. Hay congeladoras, descremadoras, empacadoras, plantas forrajeras, molino de trigo,, curtidoras, fabrica de mosaicos, tabique, tubos y aserraderos siendo está la principal actividad económica del municipio.
Personajes ilustres
En esta tierra vieron su primera luz, el poeta Rafael Paz Romero,
(1822-1875) , Ramón Silva Álvarez, filántropo , Primitiva Quiroz Sámano, poeta, Rubén C. Navarro, poeta (1892-1957), Ángel Morales, obispo de Sonora, Francisco Victoriano Jasso de Dávalos, benefactor del pueblo, Angel Mariano Morales y Jasso, obispo y político, fue diputado a las Cortes de Madrid antes de la Independencia de México, y ya de regreso al Congreso Nacional, en 1837 fue miembro del Congreso de Gobierno.(1784-1843) , Mariano Irigoyet, Obispo de Abdera, Ramón Paz Romero, Fue poeta e impresor autor de "Recuerdos"
(1835-1911), Rafael Galván, sacerdote, sociólogo, apoyo la labor pro-agrarista, autor del libro de Derecho Civil Mexicano (1878-1940), David Marín Quiroz, revolucionario, se le concedieron dos condecoraciones al mérito militar (1890-1961), Rubén Claudio Navarro Murgia, revolucionario, poeta, desempeño algunos cargos administrativos durante el periodo del Presidente Venustiano Carranza, fue diputado local, agregado comercial de México en la ciudad de los Ángeles, Cónsul, editor del libro “Ritmos de Otoño”, fundo una compañía cinematográfica, fue nombrado hijo predilecto del pueblo de Tangancícuaro (1894-1958), Roberto Quiroz Guerra, Maestro Normalista, Director de Educación en el estado de Puebla y Yucatán Director Federal de Educación en el Estado de Jalisco, supervisor General y Jefe de Zona (1914-1978) y Martín Sámano Magaña, profesor e historiador (1897-1987).
La migración
Vecino de Zamora, Jacona, Tlazazalca, Chilchota, Tingüindín, Purépero, Charapan, Los Reyes y Tangamandapio, el centro urbano de Tangancícuaro aparece, orgulloso, apenas el viajero deja las suaves ondulaciones y breves montañas que amorosas lo acunan. Y esta imagen la conocen muy bien sus hijos, principalmente los que, por tradición, por herencia y conveniencia, se han ausentado del terruño. No olvidemos a don Francisco Victorino Jasso, que llegó a ser considerado uno de los más grandes arrieros de la Nueva España y que, si él no viajaba –por aquello de que “al ojo del amo, crece el dinero”--, los arrieros que conducían sus recuas debieron contar, a cada regreso de los largos viajes –iban más allá de lo que hoy son las fronteras del país--, acerca de sus experiencias en aquellos sitios.
Fiestas, y tradiciones
Cada 15 de agosto, la población celebra a su patrona, Nuestra Señora de la Asunción. Pero ese es el último día del quincenario que, con el inicio del octavo mes del calendario, sacude a los católicos de la parroquia, hoy bajo la batuta del padre Nacho Gil Moreno, un joven sacerdote chavindense que antes había oficiado en sitios como Angahuan , Sahuayo y Jacona, como ecónomo del Seminario Mayor. Le auxilia el padre vicario Pedro Cortés, según cuentan los fieles. Porque tienen que atender, además, el Santuario del Señor de la Salud –que volvió a ser consumido por las llamas, y que hoy luce traje de gala. Su día grande es el 14 de noviembre.
Sin embargo, la fiesta mayor, en cuanto a rumbosa, es la que se organiza durante el último mes del año. Todos los días, a partir del primero de diciembre, las romerías anteceden a las celebraciones litúrgicas, antes de las lúdicas. Es que han vuelto muchos de los que han emigrado. ¡Ni para qué hacer comparaciones con las demás fechas de fiestas. Estas son las grandes! Con menos brillo, sin faltar el entusiasmo, los fieles de este lugar recuerdan, cada 19 de marzo, al Santo Cristo . Febrero 2, encienden velas y maderos en honor de La Candelaria, fiesta tradicional entre los pueblos de la sierra.
Gastronomía y turismo
Por sus condiciones naturales el municipio cuenta con lugares propios para el desarrollo turístico, el cual constituye una actividad de vital importancia, para el desarrollo económico. Cuenta con el Lago de Camécuaro, el Parque Nacional, una Zona Arqueológica y manantiales. La actividad artesanal también juega un importante rol, sobre todo en la región de la montaña: Patamban y sus alfareros tienen bien ganada fama, en la región, el país y el extranjero.
La comida típica del municipio, son: el Churipo, los uchepos, la camata -putzuti (atole de grano), la barbacoa de borrego y las corundas. Hay que venir a este paradisíaco pueblo y visitar los centros turísticos como: el Lago de Camécuaro, el Parque Nacional de Camécuaro, la Zona Arqueológica, manantiales y balnearios.
Pero, venir a Tangancícuaro e irse sin probar las carnitas, es pecado mortal.