El pasado 3 de este mes fueron ordenados como presbítero, Salvador Martín Ceja, y como diácono Miguel Angel Rivas López, llamados del Jubileo, porque su ordenación se dio en el marco de los festejos de clausura del Año Jubilar por el 150 aniversario de la Diócesis de Zamora.
La ordenación se llevó a cabo en la Iglesia Catedral a las 11:00 horas durante solemne concelebración eucarística encabezada por el Sr. Obispo Auxiliar Dn. Jaime Calderón Calderón en compañía de un medio centenar de presbíteros, entre ellos el rector del Seminario.
Ante familiares, amistades, religiosas, seminaristas y una gran cantidad de fieles procedentes de diversas parroquias que llenaron el sagrado recinto. La ceremonia que duró alrededor de dos horas pero, como siempre en estos casos, fue una ceremonia muy emotiva y llena de simbolismos. En ella participó el coro del Seminario Mayor.
LA HOMILIA
En su homilía, el Sr. Obispo Auxiliar señaló que nos encontramos en un cambio de época y como consecuencia nos enfrentamos a formas y estados de vida contrarios al Señor.
Siguiendo expresiones del Papa Francisco, dijo que no hay espiritualidad, lo cual se manifiesta en pesimismo, en fatalismo y desconfianza hacia Dios y hacia los demás. Pero que Cristo es la fuente profunda de nuestra esperanza.
Que la base sobre de la identidad sacerdotal es la espiritualidad pastoral. La caridad es el centro del cristiano y en la Iglesia todos estamos llamados a anunciar la buena nueva y nadie está exento de anunciar la Palabra.
Llamó a que en esta época “sumamente delicada abramos la mente y el corazón porque el hombre necesita de acompañamiento” y entrar en la dinámica de la Nueva Evangelización.
LA ORDENACION
Después de la homilía, fue llamado el elegido para el diaconado, quien manifestó su voluntad de recibir el ministerio del diaconado e hizo las promesas de fidelidad al Obispo y a sus sucesores.
Enseguida fue llamado el elegido para el presbiterado, quien también externo su voluntad de ser ordenado presbítero e hizo las promesas de fidelidad.
Se procedió luego a la lectura de la Letanía de los Santos. Luego se procedió a la ordenación del diácono, quien recibió de sus padres los ornamentos propios del diácono con los cuales fue revestido.
Terminada la ordenación del diácono se continuó con la del presbítero. A continuación vino la imposición de las manos por parte del Sr. Obispo y de los demás concelebrantes, uno tras otro. Después se revistió de la casulla, que le fue acercada por sus padres.
A continuación, el Sr. Obispo quien le ungió las manos con el Santo Crisma y le entregó el cáliz como signo de su ministerio para finalmente recibir el saludo de paz del Sr. Obispo y de los más celebrantes quienes le besaron las manos como signo de su ingreso al presbiterado.
Concluida la ordenación el nuevo sacerdote se incorporó a la celebración de la misa y una vez concluida la misa de ordenación recibió su primer nombramiento como vicario cooperador en la parroquia de San Francisco de Tancítaro. (ASR)